La Unión Europea no ha logrado acordar un paquete esencial de ayuda financiera para Ucrania. Hungría y su primer ministro, el ultraconservador Viktor Orbán, ha bloqueado la negociación para una revisión del presupuesto comunitario, tras abrir la mano levantando el veto para lanzar las conversaciones de adhesión con el país invadido. Tras varias horas de debates tensos en una cumbre marcada por la postura húngara, los Veintisiete se han emplazado a seguir buscando una solución en enero. Todavía queda margen para algún tipo de apoyo económico fuera del presupuesto hasta entonces. La decisión de la UE, que deja en el aire un balón de oxígeno crucial para mantener a flote Ucrania, sigue a las dificultades encontradas también para liberar ayuda financiera en Estados Unidos que, sumido en las luchas internas y las presiones de una minoría republicana, ha fracasado en acordar un paquete prometido de 60.000 millones de euros para apuntalar a Kiev mientras resiste al invasor ruso.
Orbán, mucho más cercano a Moscú que a Kiev y que había exigido durante las últimas semanas una revisión de la postura comunitaria sobre Ucrania, ha dejado que la UE dé al país invadido un respaldo simbólico, con la apertura de negociaciones para una adhesión que puede durar años, pero ha logrado bloquear la parte más inmediata: los fondos. Si la Unión quiere modificar su presupuesto entonces sería “una gran oportunidad para Hungría de recibir el dinero al que tiene derecho”, ha lanzado este viernes en una radio húngara.
La Comisión Europea liberó a Hungría el miércoles, en vísperas de una cumbre decisiva, 10.200 millones que tenía congelados por sus vulneraciones al Estado de derecho al considerar que había cumplido parte de las reformas del sistema judicial para revertir esa deriva autoritaria, pero le quedan otros 21.000 millones retenidos por esos incumplimientos. Y el populista ultraconservador ha lanzado varias veces antes el órdago de que no levantará la mano hasta que se liberen todo el dinero. De madrugada, al salir del Consejo Europeo tras el derrumbe de las negociaciones, presumió de su veto a la revisión presupuestaria en las redes sociales.
Orbán, que se ausentó de la sala cuando los líderes votaron abrir las conversaciones de adhesión de Ucrania (también las han lanzado con Moldavia), en algo que se considera una “abstención constructiva”, y bendijo así con su silencio y con su ausencia una medida que se considera un balón de oxígeno para la moral de Ucrania, mantiene su bloqueo sobre la decisión de dar a Kiev más dinero vinculado a la caja común.
La revisión presupuestaria, que había reclamado la Comisión Europea para nuevas prioridades de la nueva realidad de Europa ―con una guerra en su territorio, las consecuencias de una pandemia y el aumento de los flujos de llegadas de solicitantes de asilo―, incluye otras partidas destinadas a la competitividad y la gestión de la migración. Pero es el capítulo con 50.000 millones para Ucrania (17.000 en subvenciones y 33.000 millones en préstamos) lo que concita el consenso. Salvo de Hungría. Ha sido el veto fundamental al acuerdo, aunque otro Estado miembro, Suecia, necesita aprobación parlamentaria para su visto bueno, según explicó de madrugada el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Los líderes de los Veintisiete han acordado volver a la mesa a negociar la revisión presupuestaria que supondría el desembolso de 22.000 millones de euros frescos (frente a los más de 65.000 que reclamaba el Ejecutivo comunitario liderado por Ursula von der Leyen), según la propuesta de Michel. Sin embargo, no se descarta que se acuerde algún tipo de paquete económico fuera del presupuesto antes. Los 50.000 millones de euros de la UE que están en el aire son para ayudar a Ucrania a pagar gastos corrientes, pero el país invadido puede aguantar si se trata solo de un pequeño retraso aunque está bajo una intensa presión por las fisuras en el apoyo de Washington.
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Mientras, algunos Estados miembros, como Alemania, han prometido aumentar su apoyo bilateral. “Putin está decidido a poner a Ucrania de rodillas con su agresión militar”, lanzó el canciller alemán Olaf Scholz esta semana, antes de repetir la promesa de que enviará unos 9.000 millones a Kiev en 2024. “[El líder ruso] cuenta con que el apoyo internacional a Ucrania disminuya. Desgraciadamente, no se puede negar el peligro de que sus previsiones funcionen”, admitió.
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